La tecnología es muy sencilla. El dispositivo tiene una hoja metálica que se despliega. Un extremo se ubica encima de la llama o de la fuente de calor.
Mientras que el otro tiene un recipiente con agua que lo enfría. Esa diferencia de temperatura genera la electricidad, amplificada por semiconductores.
Entonces, basta con enchufar el iPhone o lo que se quiera cargar al puerto USB que tiene el dispositivo. Aunque parezca increíble, la potencia de alimentación es exactamente la misma que la de una computadora portátil. El FlameStower está a la venta por 80 dólares y el proyecto se puede apoyar a través de Kickstarter hasta fines de octubre.
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