El segundo, crimen fue el 16 de abril, casi un mes después, tenía lugar bajo las escaleras de una de las entradas del Auditori municipal de Barcelona. El tercero llegaba dos días más tarde.
En Los tres últimos, el hombre utilizaba como un martillo. Todos los crímenes se producían en el mismo distrito de personas mendigos y sin casas que dormían solas en una ciudad vacia por el confinamiento, podría atribuírsele una quinta muerte tras la aparición de un hombre cuyo cuerpo ha pareció quemado.